miércoles, 22 de abril de 2009

Estas muestras de artesanía han sido fabricadas con el fin de tejer hilos culturales e históricos entre lo andino, lo amazónico y lo blanco. Las comunidades kamëntsá e Inga están integradas por alrededor de nueve mil (9.000) nativos que habitan en el valle del Sibundoy. Su idioma es Inga que es una conjetura de origen quechua y lengua Kamëntsá.
Los habitantes de la comunidad se dedican a la agricultura y a la ganadería, además de fabricar para disfrute propio unas máscaras que son talladas en madera con los rasgos físicos y emocionales que caracterizan a los indígenas de ésta región. El tejido, la artesanía y la cestería son actividades especiales ligadas profundamente a su vida material y espiritual.
Su forma de identificarse es entre otras cosas, son la lengua y su vestuario tanto por sus diseños en los tejidos y por el arte de las máscaras. Los artesanos Inga recrean con sus trazos las facciones que consideran peculiares y distintivas de su etnia.




En éstas comunidades, los seres humanos conviven y se relacionan con seres de otras dimensiones. Las máscaras del curaca o chamán portan elementos ceremoniales que adoptan gestos característicos como el soplo del tabaco o la toma de aguardiente que es una de las formas de curación más utilizada en la zona.
El carnaval es una celebración en donde dan gracias y piden perdón. Ésta tradicional fiesta se celebra antes del miércoles de ceniza conocido principalmente por los católicos. Para las comunidades es una fiesta en honor al arco iris en donde esparcen puñados de flores como símbolo de la llegada de un nuevo tiempo.

En medio de la historia de la violencia de Colombia que saquea, somete y excluye a las comunidades, el caranaval sibundoy representa un estilo de vida donde priman la alegría y el perdón; es así como las máscaras transforman a cada uno en otro, enseñando a convivir con los extraños, con los duendes, con el sacrificador y el vecino.
Podemos decir entonces que desd esu risa y su drama, éstas máscaras de los Inga y los Kamëntsá tienen algo muy importante que decir al resto del mundo.

MASCARAS 1: Reflejo de realidades

Se utilizan en los ritos de muchos pueblos para expresar lo que las palabras no alcanzan. Las máscaras se danzan, pues el ritmo es el lugar de encuentro entre el tiempo y la eternidad. Es imposible acercarse al misterio sin el ritmo, y sin los pies descalzos. Por eso, se adornan las gentes, se pintan los rostros, cata el chamán el soma, y se abandonan en la ebriedad del frenesí que actúa como catarsis. Ciclo de nacer, vivir, morir y resucitar mediante símbolos visibles de realidades invisibles. Se trascienden los límites y, en plena libertad, se balbucea un lenguaje inédito.Los no iniciados hablan de enajenación y hasta de extravagancia. Peores son las alienaciones que impone la sociedad entre globalizadores y globalizados.Las máscaras no sirven para esconder el rostro, sino para ser muchos y a la vez el mismo. Sus rasgos de animales, de plantas, de nubes y de monstruos sirven para exorcizar y saberse otros, y para saberse uno, y para saberse todo. Las máscaras son espejos en los que se refleja la apariencia para que estalle en las mil aristas de la realidad oculta. Las máscaras no son buenas ni malas, hermosas ni feas; expresan el horror de la libertad aprisionada, de la inocencia perdida, que alumbrará una nueva inocencia: el despertar de lo más auténtico.La ocultación tiende a la transfiguración, a facilitar el traspaso de lo que es a lo que se quiere ser, dimensión mágica de la máscara. La máscara equivale a crisálida de una nueva personalidad.En esta sección, escogeremos ser yunque antes que martillo. Pero sacaremos chispas de los golpes que a diario caen sobre las gentes, sobre los pueblos y sobre un medio que no soporta más agresiones. Seremos ese grito, esas manos que se alzan, ese reflejo de una realidad trucada y que ya carece de sentido porque ha perdido su armonía.Estas máscaras reflejarán la realidad que las culturas, los sistemas y los modelos han impuesto. Porque creemos que es posible la esperanza, nos echamos al camino abiertos a todos los vientos y a todas las suertes asumiendo riesgos porque, en tiempos de cambio, la rebeldía es una de las dimensiones fundamentales del ser humano. Hay urgencias esenciales. El indígena como realidad y metáfora del globalizado, el mestizaje deseable más que inevitable. Para que nuestros hijos no nos desprecien, porque pudiendo tanto nos atrevimos a tan poco.


La actividad artesanal que desarrollan las comunidades es bastante rica en diseños y se pueden distinguir en sus piezas cualidades funcionales, artísticas, recreativas y ceremoniales.Las artesanías de estas comunidades encierran características tales como la preservación de valores tradicionales, son insustituibles culturalmente, apoyan la cohesión familiar y cumplen un papel funcional en las actividades cotidianas.
El tejido y la talla en madera son las dos actividades prioritarias ejecutadas por las etnias Kamtsa e Inga. la talla en madera elaborada por el sexo masculino con excepción de 2 artesanas que también se dedican a este oficio. Lo que caracteriza a estas comunidades indígenas es su perseverancia, interés y amor que expresan en cada uno de sus productos artesanales.
La talla en madera cumple la función de aportar mobiliario e implementos en las actividades del hogar y rituales y festividades.
La comunidad Inga al igual que la Kamtsa, trabaja en talla de madera. Sus productos son las máscaras, los banquitos y figuras cristianas, entre otras.
Los productos artesanales
producidos en la región del Sibundoy, se caracterizan por su buena calidad en el diseño y acabado. La principal fortaleza de las artesanías del valle de Sibundoy, la constituyen las máscaras tradicionales, que por su color y diseño tienen una gran aceptación dentro de la comunidad y turistas de la región.




Elementos simbólicos
La riqueza de recursos naturales del Valle de Sibundoy es el entorno que sirve de base para plasmar los artesanos sus expresiones en la talla, los tejidos, y los instrumentos musicales.Las artesanías de los Kamtsa- Inga, representan en la expresión del arte, símbolos relacionados con la vida, la naturaleza y la familia:
MáscarasElaboradas en diferentes clases de madera. Las máscaras Kamtsa se acompañan de plumas o lana y tienen una connotación social al representar personajes poderosos, bienhechores, malignos y humorísticos, en tanto que las máscaras ingas son representaciones de connotación sicológica, elaboradas en lenguaje naturalista, que expresan rostros de alegría, tristeza, dolor, sorpresa, miedo.Son elaboradas los sarawai, matachín, San Juan, el diablo, como representación de diferentes manifestaciones en lo político, religioso y cultural, durante la celebración del carnaval.




MARCO TEORICO transformar estas mascaras indigenas en un diseño visual plasmandolo de diferentes formas, jugando con estas, agregandole un elemento ya sea color, parte de cualquier cosa etc.

las mascaras del alto putumayo de la comunidad inga y Kamëntsá han comprendido una serie de aproximación al conjunto de objetos culturales, centrada en el exclusivo estudio de los contenidos y la forma de expresarlos, desde el punto de vista occidental y del método antropológico.
es preciso anotar que a partir de la primera observación de las mascaras se empezaron a percibir los notables valores artísticos tanto en los vigorosos procedimientos de talla tridimensional y bajo relieve, como en los sobrecogedores asuntos o contenidos que se anunciaban bastantes complejos, además de la intriga suscitada por la alta representación de personajes que, de acuerdo con Levi-Strauss (2000) “envían mensajes violentos “por el predominio de intensas, agresivas y malhumoradas expresiones, risas forzadas, actitudes desdeñosas de mofa, con ojos estrabicos y de susto en contraposición a un reducido numero de personajes ingenuos aunque algo alucinados. Y un grupo más de mascaras atípicas, compuesto por personajes que después identificaría como “blancos”, algunos ingeniosamente caricaturizados y otros definitivamente grotescos, que resarcirían su malestar cultural en encubierta transgresión cómica, para mofarse de ellos sin correr el riesgo de una burla frontal explicita. Fue así como tras días de reflexión se comenzó a configurar la hipótesis de que las mascaras no correspondían a simples curiosidades artesanales carentes de importancia como se había considerado, sino que evidenciaban impactantes formas de expresión de los indígenas del valle de sibundoy con contenidos conscientes e inconsciente que aludían a situaciones de conflicto que era preciso cotejar con la documentación existente sobre su devenir histórico. Los talladores de mascaras como es lógico suponer debieron variar los ancestrales contenidos mágicos-religiosos de sus mascaras tradicionales cuando tuvieron que enfrentar las nuevas presiones generadas por la cultura hispana.
La investigación corroboro la hipótesis de que las manifestaciones artísticas amerindias en este caso las mascaras tenían profundos contenidos que informaban sobre aspectos concretos de la cultura que los produjo.
El arte artesanía del putumayo de las comunidades inga y Kamëntsá aparece relacionado ampliamente con su entorno sociocultural y natural, con lo ideológico como los valores y la religión, lo económico, la estructura sociopolítica y naturalmente, con su nivel tecnológico, cumpliendo la función del lenguaje, de comunicación y naturalmente de expresión, orientado y entendido por la colectividad a quien va dirigida.


El arte del valle de sibundoy, por sus profundos contenidos, produce al espectador mezclas emocionales de miedo, sobresalto, admiración o repugnancia.
Respecto a la antigüedad de las mascaras solo se puede aventurar la hipótesis basada que en el año de 1950, fecha en que la señora Pitfer inicio la colección, estas mostraban un arte maduro en procedimientos y contenidos, por lo cual podría tener mas de setenta y cinco años. Cuando se mostro la colección a una grupo de indígenas uno de los cuales esta próximo a la quinta década, no solo la reconocieron si no que se asombraron de su existencia, lo que podría correr mas hacia atrás su antigüedad.
En algunas manifestaciones de las sociedades indígenas americanas, desde sus ancestros precolombinos, lo que se ve no es necesariamente lo que ellos quieren expresar sino lo contrario.
Es así como para los indígenas del valle de sibundoy el genero de las mascaras manufacturadas en la cálida madera de cedro constituye, por tradición y contenido cosmogónico, una efectiva forma de comunicación, una clase de lenguaje con gestos y actitudes codificadas que encierran herméticos contenidos
Que se entienden dentro de la población indígena, pero no en la mestiza, la negra, o la blanca; solo ahora gracias a los indígenas se ha podido “desenmascarar”, literalmente sus complejidades.
El conjunto de las mascaras refleja no solo la destreza manual sino talento artístico en la variedad de representaciones y de asuntos resueltos, siempre con el trabajo concienzudo del artista y de familias de artesanos qué han transmitido de su arte de generación en generación.
Con el lenguaje de las mascaras, estos indígenas continúan colaborándoles a los blancos misioneros invasores de almas y territorios, su afrenta iniciada en el siglo XVI, igual que a la caterva de colonos y migrantes que los sucedieronse descubpueden apre

diferenciar máscaras gestuales, ceremoniales y también máscaras que toman como referente el chamanismo y las plantas enteógenas, como las de Domingo Cuatindioy y Pastora Chicunque, máscaras cubiertas con chaquira, una segunda piel, un nuevo rostro en continuo devenir.

Ángel Marino Jacanamijoy, artista Kamentsá, integrante del colectivo “Talladores de máscaras del Valle de Sibundoy”, recrea una de las máscaras ceremoniales que se usan en el carnaval indígena, celebración que se realiza el lunes anterior al miércoles de ceniza de cada año, esculpe al matachín, personaje principal, caporal que en el desfile es seguido por su comunidad desde la vereda, recorriendo su geo, su pacha, hasta llegar a la casa del cabildo en la plaza principal de Sibundoy.

Los labios de la máscara tienen un gesto que es al mismo tiempo silbido y soplido, una doble lectura; por un lado es el personaje que va adelante en el desfile del carnaval, llevando el ritmo, el sonido, el silbido de la alegría, cuerpo – viento que convoca la danza – música, celebración antigua que se actualiza. Y por el otro lado, cuentan que antiguamente esta máscara la usó un médico tradicional para curar, el soplido del chamán ahuyenta el mal para que se vaya lejos y ya no vuelva, el silbido es música, el soplido es cura.

ción. El carnaval a través de la máscara, activa el reencuentro entre los miembros de la comunidad, asume espacios de reconciliación y perdón, en donde deben solucionarse los conflictos entre las familias y grupos para lograr la armonía. Se podría decir que la estética tradicional es al mismo tiempo un arte que lleva consigo la función de curar y cuidar el cuerpo individual y colectivo a través de la talla y el tejido.